Un platillo volador aterriza a unas cuadras del Capitolio en Washington y de su interior surge Klaatu, un extraterrestre secundado por un en...

The Day the Earth Stood Still 1951


Un platillo volador aterriza a unas cuadras del Capitolio en Washington y de su interior surge Klaatu, un extraterrestre secundado por un enorme robot plateado. ¿qué pasaría si los extraterrestres no tuvieran como objetivo conquistar la Tierra sino protegerla del mayor peligro de destrucción que es el Hombre mismo?.
Denle una oportunidad a la Paz
Por Daniel Barragan[cuentotales.blogspot.com.ar]
“Klaatu Barada Nikto”...Es muy probable que a todos ustedes, queridos amigos del blog, les resulte más que conocida esta extraña expresión, ya que la misma se ha transformado en una de las frases más célebres de la historia de la cinematografía de ciencia ficción, junto a otras tan famosas como “Luke, yo soy tu padre” de Star Wars V: El Imperio Contraataca (1980) o “¡Volveré!” de la inolvidable Terminator (1984).
En 1940, la revista Astounding publicó el cuento “Farewell to the Master”, escrito por Harry Bates, en donde un extraterrestre que había llegado a la Tierra en misión de paz era asesinado. Tomando el concepto de este relato corto, Edmund H. North escribió un guión que se transformaría en un poderoso alegato antibélico que lo alejaría sustancialmente de las producciones de clase B tan características de esos tiempos tan particulares.
Un platillo volador aterriza en plena ciudad de Washington, a la vista de todo el mundo. Del mismo emerge un extraño visitante de las estrellas, acompañado por un inmenso y poderoso robot de características humanoides. ¿Se trata acaso de una artera invasión extraterrestre?
Todo lo contrario… el inesperado visitante es Klaatu (Michael Rennie) el cual ha sido enviado a la Tierra para exhortar a todas las naciones del mundo para que cesen sus actividades bélicas y se avengan a convivir en pacífica coexistencia, so pena de destruir totalmente el planeta si así no fuera.

A fin de poner en hechos dichas palabras, hará que todo tipo de energía (eléctrica, motriz y atómica) se vea totalmente paralizada.
Por cierto que nos encontramos ante una película totalmente atípica para los tiempos que corrían. En los albores de la era atómica y envueltos en el contexto de la guerra fría en la Unión Soviética y EE.UU., la maquinaria hollywoodense se había impuesto la rentable tarea de alertar a los buenos ciudadanos sobre los peligros inherentes a una posible infiltración comunista en suelo norteamericano.
Todo esto llevó a que salieran al ruedo un montón de películas de corte paranoico, en donde esos temores eran presentados bajo la forma de oscuros personajes cuyo único objetivo era sojuzgar las mentes y las almas de aquellos que disfrutaban las mieles de la democracia.

La ciencia ficción se transformó  en una excelente metáfora para todos esos miedos, produciendo una gran cantidad de films en donde la amenaza roja se hallaba representada por monstruosas e inhumanas criaturas extraterrestres, dueñas de una avanzada tecnología… pero carentes de sentimientos tan humanos como la compasión o el amor.
A diferencia de todas estas producciones, El Día que Paralizaron la Tierra no nos presenta a un monstruo sino a alguien que es como nosotros. Klaatu es un ser humano sensible, representante de una comunidad galáctica sumamente avanzada, que viene a alertarnos sobre nuestra insensatez de creernos entidades superiores, un pequeño detalle que únicamente serviría para conducirnos a la total autodestrucción. Sin duda alguna, un novedoso discurso pacifista para una época en donde esa tan mentada paz pendía de un hilo.

A su vez, las connotaciones religiosas presentes a lo largo de todo el film, como el nombre que adopta el extraterrestre para mezclarse con la población (Carpenter= Carpintero) y su muerte, con la posterior resurrección, lo acerca de manera más que evidente a la pasión de Jesucristo… un tema sumamente controvertido para la inclemente censura impuesta por el Código Hays.
A pesar de todas esas contras, la película fue un gran éxito de taquilla, llegando a recaudar el doble de lo que había sido invertido en su producción.
Robert Wise
La dirección estuvo a cargo de uno de los grandes directores de Hollywood: Robert Wise (1914-2005), entre cuyos logros podemos nombrar La Maldición de la Pantera (The Curse of the Cat People -1944-), El Profanador de Tumbas (The Body Snatcher -1945-), Las Ratas del Desierto (The Desert Rats (1953), Amor sin Barreras (West Side Story -1961-), La Mansión Embrujada (The Haunting -1963-), La Amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain -1971-), Hindenburg (The Hindenburg -1975-) y Viaje a las Estrellas La Película (Star Trek: The Motion Pictures -1979-).

Aparte de la soberbia actuación de Michael Rennie en el papel de Klaatu, el reparto actoral estuvo conformado por Patricia Neal (como Helen Benson, la única que comprende cabalmente las motivaciones del extraterrestre), Hugh Marlowe (es Tom Stevens que, cual Judas, entrega a Klaatu a las autoridades) y Billy Gray (el niñito de turno presente en cualquier película que se precie de serlo).
Bernard Herrmann realizó la banda sonora, el cual usó una serie de instrumentos atípicos como el Theremin (un tipo de instrumento electrónico manejado por el Dr. Samuel Hoffman y Paul Shure), órganos Hammond, vibráfonos, timbales, arpas, instrumentos de viento y cuerda, que fueron mezclados con técnicas de sobregrabación e inversión de la cinta.
La filmación en exteriores fue llevada a cabo en los estudios de filmación de la 20th Century Fox, situados en California, y otras se realizaron en Washington (aunque es de destacar que ninguno de los protagonistas viajó allí para la realización de la película).
Los efectos especiales corrieron por cuenta de Thomas Little y Claude Carpenter que, junto al arquitecto Frank Lloyd Wright, diseñaron la nave extraterrestre y los sets correspondientes al interior de la misma.

Mención aparte la merece el robot Gort, que fue interpretado por un acomodador del Teatro Chino Graumann llamado Lock Martin que medía 2.31 metros de altura. Para personificar al androide, debió vestirse con un pesado y sofocante traje de goma, que estaba pintado de tal manera que simulaba una aleación metálica. Para evitar el agotamiento, el periodo de filmación de los segmentos en que Martin aparecía no era mayor a media hora.
Su imponente y silenciosa presencia nos hace dar cuenta de manera inmediata que no se trata precisamente de un simpático robotito, dispuesto a obedecer ciegamente cada uno de nuestros caprichos. Por el contrario, Gort es un poderoso representante de la fuerzas policial de una comunidad galáctica que no se haya dispuesta a permitir que el hombre lleve su salvajismo a las estrellas.
No cabe duda alguna que, al intentar que la película fuera lo más realista posible, Robert Wise se encargó de construir un vigoroso relato antibélico al que nadie pasó desapercibido. El tiempo se encargó de transformarlo en todo un clásico del cine de ciencia ficción.
En el año 1952, tuvo el mérito de recibir un Golden Globe honorífico por promover el entendimiento internacional. En 1995 fue seleccionada para su preservación en el National Film Registry, que la consideró como un patrimonio cultural, histórico y estéticamente significativo. También, en 2001, recibió el reconocimiento del American Film Institute.
Una película infaltable para todo aquel que se considera un fan de la ciencia ficción y del cine.
...y no, no esperen en lo absoluto que hable sobre la “remake” (¿No les tiene podrido esa palabreja?) de 2008, protagonizada por “Keano” Reeves y Jennifer (me prendo en todas, pero sigo estando buenísima) Connelly.

1 comentario:

  1. Esta película es muy buena, teniendo en cuenta el año en que se realizó, claro. Tiene mucho de donde cortar, muchos mensajes que hoy nos parecen casi ridículos.

    Saludos

    J.

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